Los medios hegemónicos siempre están listos para dejar la basura al descubierto y si bien, no se puede negar que un tropezón no es caída, para ellos un tropezón puede ser la punta que necesitan para abastecer un discurso combativo contra quienes pretenden cuestionar su manera de existir
Juan Cabandié es un
nombre que surgió entre tanta lucha por los derechos humanos, entre la verdad y
la mentira de una patria en llantos por sus hijos desaparecidos, entre esas mujeres
de pañuelo blanco que nunca bajaron la guardia, entre un gobierno que hizo de
la memoria, una bandera.
Juan empezó a descubrir que existía una vida que le habían
negado el 26 de enero de 2004. Ese día, se encontró con sus dos abuelas, un
abuelo, cinco tíos y tías y más familiares en la sede de Abuelas de Plaza de
Mayo.
Hay muchos datos que se le pierden entre tanta información
recibida de golpe, información que, el día del reencuentro, junto las Abuelas
de Plaza de Mayo y Claudia Carlotto, la presidenta de la Conadi (Comisión Nacional
por el derecho a la
Identidad), le entregaron en un CD con un resumen del archivo
biográfico de su familia biológica. Ese que le dan a todo nieto recuperado “con
un relato audiovisual de los lugares por los que pasaron sus padres, dónde
vivían, por dónde se movían.
Detengámonos un instante,
Cerremos los ojos
Y tratemos de sentirnos por un minuto Juan
Cabandié
Un hombre que fue apartado de sus padres biológicos por quienes
tienen la obligación de cuidar a cada ciudadano de este país.
Imagínense
¿Como pudo sentirse frente a representantes de la ley que trataron
de ejercer su trabajo sin el tacto suficiente?.
Hubo una época en que el servicio militar era obligatorio, los que
hicimos la colimba, podemos dar fe. Cuando veíamos a un Representante de la ley
nos enfurecíamos.
Imaginemos a Juan y esa imagen que se dispara para hacerle
recordar quines hicieron desaparecer a
su Padre y a su Madre y quienes le negaron su identidad.
Estos párrafos no tienen nada que ver con la justificación, lo que
esta mal, esta mal. Estos párrafos tratan de abrir una puerta a la reflexión y
entender que hay detrás de un video que aparece pocos días antes de una
contienda electoral.
Estamos acostumbrados a las maniobras políticas que tiene como objetivo
el desprestigio, pero puede que esta maniobra, aparte de desprestigiar,
pretenda abrir llagas que difícilmente cicatricen.
Juan Cabandié nació en marzo de 1978 en la ESMA (Ciudad de Buenos Aires)
¿Recuerdan esa Fecha?
Muchos recuerdan al año 1978 como en año de gloria donde Argentina
por primera ves se consagraba campeona de un mundial que todos festejamos.
Pero en ese año, otro país existía, donde el dolor hasta el día de
hoy, clama por Justicia.
Alicia Alfonsín, se encontraba en cautiverio, luego de
haber sido secuestrada por las Fuerzas Armadas durante la dictadura
autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.
El niño fue llamado Juan por su madre en la ESMA. Su padre, Damián Abel Cabandié, quien entonces contaba con 19 años, fue secuestrado en su casa de Solís 688 del barrio de Congreso, el 23 de noviembre de 1977. Pocas horas después también secuestraron a su madre, quien entonces contaba con 17 años y se encontraba embarazada de Juan. Ambos fueron llevados, primero al Centro clandestino de detención conocido como El Banco y luego, al Club Atlético. En diciembre, su madre fue llevada a la ESMA, siendo instalada en la llamada «pieza de embarazadas». En marzo de 1978 dio a luz, en su celda, a un niño al que le puso de nombre Juan. Ambos progenitores permanecen desaparecidos.
Juan vivió 15 días con su madre. Momentos antes de la separación del niño, el prefecto Hector Febres, le anunció a Alicia Alfonsín que se había ordenado su "traslado" (eufemismo utilizado por asesinato y desaparición del cuerpo) y le preguntó si quería escribir una carta a su familia. Alicia escribió la carta y la dejó junto al bebé. Esa noche, el niño fue retirado por un suboficial a quien se conocía con el apodo de Pedro Bolita y luego, fue apropiado por un miembro de la Policía Federal Argentina, relacionado con la represión ilegal, de nombre Luis Falco, quien junto a su esposa, hicieron creer al niño que era hijo biológico de ambos, dándole un nombre y una fecha de nacimiento falsas.
Cabandié se crió como hermano de Vanina Falco, con quien estableció una estrecha relación afectiva. Su apropiador, por el contrario, mantuvo con él una relación carente de afecto,
El niño fue llamado Juan por su madre en la ESMA. Su padre, Damián Abel Cabandié, quien entonces contaba con 19 años, fue secuestrado en su casa de Solís 688 del barrio de Congreso, el 23 de noviembre de 1977. Pocas horas después también secuestraron a su madre, quien entonces contaba con 17 años y se encontraba embarazada de Juan. Ambos fueron llevados, primero al Centro clandestino de detención conocido como El Banco y luego, al Club Atlético. En diciembre, su madre fue llevada a la ESMA, siendo instalada en la llamada «pieza de embarazadas». En marzo de 1978 dio a luz, en su celda, a un niño al que le puso de nombre Juan. Ambos progenitores permanecen desaparecidos.
Juan vivió 15 días con su madre. Momentos antes de la separación del niño, el prefecto Hector Febres, le anunció a Alicia Alfonsín que se había ordenado su "traslado" (eufemismo utilizado por asesinato y desaparición del cuerpo) y le preguntó si quería escribir una carta a su familia. Alicia escribió la carta y la dejó junto al bebé. Esa noche, el niño fue retirado por un suboficial a quien se conocía con el apodo de Pedro Bolita y luego, fue apropiado por un miembro de la Policía Federal Argentina, relacionado con la represión ilegal, de nombre Luis Falco, quien junto a su esposa, hicieron creer al niño que era hijo biológico de ambos, dándole un nombre y una fecha de nacimiento falsas.
Cabandié se crió como hermano de Vanina Falco, con quien estableció una estrecha relación afectiva. Su apropiador, por el contrario, mantuvo con él una relación carente de afecto,
En 2003, luego de 25 años de su nacimiento y apropiación, Juan
Cabandié comenzó a dudar seriamente de su origen, debido al trato recibido, a
sus características personales y a la falta de recuerdos y registros en la
familia sobre su nacimiento. El propio Cabandié dice que en esa época y esas
circunstancias «ser hijo adoptado no era ser hijo adoptado, era ser hijo de
desaparecidos».
Juan presionó entonces a su madre para que le dijera si él había sido adoptado, y finalmente, ésta lo reconoció. Poco después, acompañado por su hermana de crianza, Vanina, el joven se dirigió a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo para iniciar las averiguaciones sobre su origen.
Juan presionó entonces a su madre para que le dijera si él había sido adoptado, y finalmente, ésta lo reconoció. Poco después, acompañado por su hermana de crianza, Vanina, el joven se dirigió a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo para iniciar las averiguaciones sobre su origen.
Juan Se paro ante decenas de
miles de personas en un escenario lindante con la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) al lado del
presidente de la Nación,
Néstor Kirchner.
Sintió una sensación inexplicable
cuando estaban allí hablando para los presentes, para la radio y televisión,
para todo el país.
Hace dos meses supo que era
hijo de desaparecidos y que “la verdad, es la libertad absoluta”. Eso fue, para
Juan Cabandié, la demostración de que quienes secuestraron a sus padres, lo
entregaron a él a un policía y le ocultaron su identidad, no le habían ganado.
Que el plan no había dado resultado. A pesar de que pasaron 25 años y de que se
encontró con una realidad cruda que todavía le cuesta asimilar, se da cuenta de
que no pudieron con él. En medio de tanta angustia, eso lo hace sentir bien.
“Nunca se imagino que tres hijos nacidos en la ESMA pudieran estar
gritándoles en la cara que somos libres y que no pudieron cumplir su propósito.
Nunca se lo hubiera imaginado”, dice dos días después del acto de repudio al golpe militar del 24 de marzo de 1976.
Cuenta Nancy Alfonsín
-- “Había perdido las esperanzas de encontrar a
mi nieto.
--Creía que estaría con una buena familia,
--“Me llevé una gran
sorpresa”,
suspira con timidez. Y recuerda que se sumó a las Abuelas de Plaza
de Mayo.
A fines de los ‘70. “Investigaba por las escuelas, salía con su Fitito
y su cámara de fotos. Siempre decía:
--Algún día mi nieto aparecerá
todo esto
mientras el llanto afloraba en la conferencia de prensa en dodnde se dio la noticia.
Con sus abuelas estaban sus otros hijos (tíos de Juan) y nietos,
llegaron también amigos de la pareja desaparecida que supieron la novedad por
la tele y corrieron a la sede del organismo con viejas fotografías en la mano.
“Uno se acostumbra a vivir con esta incertidumbre. Hoy se me viene todo el
pasado de golpe” dice, solloza Mariel, hermana de Damián.
Dice Juan:
Dice Juan:
--Al recuperar mi identidad fui acercándome a la militancia de
Abuelas de Plaza de Mayo y la tomé como una causa mía, la hice propia. Porque
una sociedad no puede dormir tranquila cuando tiene más de 400 jóvenes que no
conocen su identidad.
Las Abuelas me dieron un CD y un libro que llaman El
archivo de la memoria, entrevistas a personas que han compartido algún momento con
nuestros papás, incluso audios y algunas fotos de lugares donde nuestros viejos
concurrían.
Así conocí el Club Colegiales, donde mis papás se conocieron y a
partir del cual se generó el producto de la unión de amor entre ellos que soy
yo.
Hay mucho para contar de esta historia que parece sacada de la ficcion, pero que no es otra cosa que la historia de un hombre que después de 25 años, tuvo que aprender a recomenzar.
Hay mucho para contar de esta historia que parece sacada de la ficcion, pero que no es otra cosa que la historia de un hombre que después de 25 años, tuvo que aprender a recomenzar.
Después
de que el 2004 fuera
invitado por el Presidente Néstor Kirchner a pronunciar unas palabras en
el acto oficial del recuperación de la
ESMA como espacio de memoria, realizado en el mismo lugar en
el que se encontraba el centro clandestino de detención. Y leyera una carta muy
emotiva, que fue mundialmente difundida y se ha convertido en un documento
histórico en materia de derechos humanos, Juan siguió su camino de compromiso
En 2005 Juan Cabandié fue designado por el Kirchner como coordinador del Consejo Federal de Juventud.
En 2007 se presentó a elecciones como cuarto candidato a legislador de la ciudad de Buenos Aires por el Frente para la Victoria. El resultado electoral estableció que el Frente para la Victoria ganara tres legisladores, que asumirían el 10 de diciembre de 2007, quedando en consecuencia Cabandié Cuarto legislador.
En 2005 Juan Cabandié fue designado por el Kirchner como coordinador del Consejo Federal de Juventud.
En 2007 se presentó a elecciones como cuarto candidato a legislador de la ciudad de Buenos Aires por el Frente para la Victoria. El resultado electoral estableció que el Frente para la Victoria ganara tres legisladores, que asumirían el 10 de diciembre de 2007, quedando en consecuencia Cabandié Cuarto legislador.
En este sentido, Ginés González García, elegido primer
legislador por la referida alianza, manifestó que cedería su banca para que
pueda asumir Juan Cabandié, González García finalmente no asumió para ser
embajador en Chile, siendo Cabandié diputado de la ciudad desde el primer día
del nuevo periodo.
Hoy, candidato por El Frente para la victoria, no es ajeno a los
agravio y a la descalificación de quienes buscan difundir la desesperanza en un
país que crece.
Queda mucho por hacer y para seguir recuperando nuestros valores,
nuestro respeto por el prójimo y por sobre toda las cosas, nuestra identidad,
Juan Cabandié no cave duda ocupa un lugar de experiencia bien ganada.
Puede que un video haya mostrado parte de su sangre al rojo vivo,
pero Juan, es mucho mas que una equivocación que no es justificable pero si
entendible.
El mismo pidió disculpa en infinidades de veces y yo pregunto para
terminar esta minima presentación.
¿Cuando Juan Cabandié recibirá las disculpas de quienes hicieron
de su vida una herida imborrable? Los medios que hoy lo atacan, se codearon
codo a codo con los genocidas y se aprovecharon de los mas débiles Juan
Cabandie pidió disculpas por su equivocación, esperamos entonces que algún día,
lleguen las disculpas de quienes no solo tienen que disculparse con Juan, Sino con
todo el pueblo Argentino.
Jesus Marcelo Delise